Empezamos el día en el autobús,
nos disponemos a ir a Jaffa. Ciudad dentro
del territorio de Israel declarado por
la ONU como Estado en el plan de partición del 47. Estado que se expandió tras
la Nakba en el 48. Por lo que hoy en día muchas palestinas nombran este
territorio como la Palestina del 48 negándose a reconcer este territotio como
israelí. Este plan de partición no concebía la expulsión de las palestinas de
sus casas y su tierra. Ahora la mayoría de estas personas ya no viven aquí, no
porque no quieran. Se llevaron las llaves de su casa para cúando llegara el día
de volver a sus hogares pero aún no ha llegado ese día. ¿Podemos hacernos a la idea de lo que es que te
expulsen de tu casa y no te dejen volver?. Tel-Aviv que empezó siendo un
asentamiento al lado de la capital palestina de Jaffa se ha convertido actualmente en la capital de
Israel. Este es otro de los ejemplos del expansionismo de este estado. Nos
dirigimos hacía allí.
Antes de salir de Betlelhem, en medio
de la carretera , una imagen nos recuerda que seguimos en Cisjordania. Por la
ventanilla del autobús vemos a una patrulla de soldados con las armas en las
manos y los dedos en los gatillos apuntando a 4 Palestinos totalmente
indefensos, dos de ellos no deben tener
más de 18 años. Los tenían rodeados en actitud amenazante. Estos son lo
“jóvenes terroristas” por lo cuales levantan muros, ponen check points, lanzan
gas lagrimógeno y cortan carreteras para “salvaguardar su seguridad”.
En el paso del check point, más soldados, más armas, más actitudes
desafiantes. Nos paran y preguntan al conductor de dónde somos. Se asoman al
autobús y nos miran las caras de “europeos no terroristas” recordándonos, una vez más, que tenemos más privilegios que
la gente nacida aquí.
Sin saber muy bien cómo ya no estamos en Cisjordania, lo primero que vemos
es un paisaje verde lleno de árboles y campos de cultivo, señal de que hay
agua. Una tierra viva y rica en recursos. Ante nuestros ojos aparecen
autopistas de 3 carriles y nuevas infracturas en construcción. Lo siguiente que
nos sorprende es que el Muro ya no es muro sino un elemento de decoración
urbanístico, con diversidad de formas, colores, vegetación plantada en la base, simulación de barreras de sonido que
decoran el muro del apartheid por dentro. Disimulando que su único objetivo es
separar y ocultar a la población palestina. Racismo bajo la forma de una carretera,
de un muro, que por un lado muesta las paredes grises de una cárcel y del otro
los límites de una ciudad moderna.
Primera parada, a tan sólo una hora Jaffa y su playa, la
capital histórica, económica y cultural de Palestina durante el mandato Británico,
con una población de más de 80.000 palestinas. En el periodo comprendido entre
la resolución del plan de partición del 47 y la declaración del Estado de
Israel, las fuerzas militares sionistas forzaron el desplazamiento del 95% de
la población palestina. Su principal ocupación era la de agricultores y eran
los principales exportadores de cítricos, por lo que era una gran potencia en
el Mediterráneo. Después de la Nakba, la ciudad de Jaffa se convierte en un
barrio marginal, pobre, sufriendo la gentrificación y demolición de la ciudad
hasta día de hoy. De las 120.000 palestinas del distrito de Jaffa, sólo
quedaron 4.000 personas. Como en muchos otros sitios que hemos visto y como
proceso de judeización se le ha cambiado el nombre de Jaffa por Yafo en un
intento de borrar las huellas de la cultura palestina.
Llegamos a Zochrot (To Remember), una organización que
fundaron activistas israelís hace 14 años con el objetivo de recuperar la
memoria histórica de Palestina. Sus actividades van dirigidas a la población
israelí y se centran en tres ejes:
- Pasado (explicando
qué fue la Nakba)
- Situación actual
- Futuro (desde el término Auda, que significa retorno,
haciendo referencia a las refugiadas expulsadas el 48)
La organización trata de abrir grietas en el conocimiento
israelí de diferentes maneras, como la creación de mapas con los pueblos y
ciudades palestinos anteriores a la Nakba, dando charlas y recursos a
educadores, hacen tours por las ubicaciones de las antiguas poblaciones
palestinas destruidas, entrevistando a las refugiadas que a su vez hacen de guías,
señalizando con cárteles dónde se situaban escuelas, casas y pueblos. También
organizan un Festival de cine llamado 48 milímetros, tienen la App iNakba con
mapas y GPS que te lleva a pueblos que ya no existen pero desde donde puedes
leer su historia. Finalmente tienen toda la información y recursos a la web
site http://zochrot.org/.
El trabajo de esta organización nos ha parecido admirable
puesto que lucha desde dentro, dirigiéndose a la comunidad israelí y en contra
de la narrativa impuesta por el estado sionista a través de los medios de
comunicación, la cultura y la educación que sustentan la idea de que esta
tierra estaba vacía.
Después nos hemos dirigido a Haifa, a una hora de trayecto,
donde hemos comido nada más llegar. Allí nos ha venido a buscar el guía Bilal.
Que forma parte de una iniciativa llamada “Tours des de el otro lado”. Es un
ciudadano palestino de un pueblo cercano a Haifa considerado como desplazado
interno, según la Ley de los Presentes Ausentes que afectó a todos aquellos que
no estaban en sus casas durante la Nakba y les impiden volver.
Des de lo alto de una colina veíamos el mar y enfrente la
antigua ciudad de Haifa. Nos ha explicado cómo las milicias sionistas con la
colaboración de los británicos expulsaron a los palestinos acorralándolos por
el sur y el oeste, obligándolos a huir hacia el Líbano por el norte y hacia el
mar por el oeste, donde les esperaban con barcos británicos.
Antes del 48 había una población de 120.000 personas, de las
cuales 70.000 eran palestinas, después de la Nakba la población palestina fue
reducida al 5% (entre 1.500 y 3.000). Actualmente la población palestina de
Haifa oficial es del 12%, pero realmente se calcula que es un total del 35%,
entre estudiantes, trabajadoras…etc.
Nos ha hablado de que las palestinas del 48 sufren tres
tipos de discriminación: la legal, la insitucional y el comportamiento racista
de los israelíes. Por ejemplo, el hecho de no hacer el servicio militar
conlleva a que no puedan acceder a los mismos puestos de trabajo mientras que
los judíos ultraortodoxos que tampoco hacen la mili no sufren este tipo de
segregación.
Una vez en el centro, de la que había sido la ciudad antigua,
nos ha mostrado cómo era a través de fotografías para darnos cuenta de los múltiples
estragos que ha sufrido la ciudad: demoliendo casas, cambiando el nombre de las
calles y contruyendo grandes edificios de empresas e instituciones israelís, borrando
todo vestigio de la cultura palestina. Así nos encontramos una iglesia
cristiana palestina rodeada de edificios en un intento de invisibilizarla.
Ha sido interesante conocer como viven las palestinas del
48. Se percibe el miedo a la represión cuando las escuchas hablar y ves que
miden sus palabras. Aunque tengan mayores privilegios que las palestinas de Cisjordania,
Gaza y las refugiadas, no dejan de ser ciudadanas de segunda en su propia
tierra.
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